lunes, 2 de septiembre de 2013





Hace unos días llegó una nueva
cajera a los chinos
recién importada
del otro lado del mundo.
Tiene 16 años y siempre
está vestida de princesa
encandilándome desde su trono
decorado por alfajores
y maquinitas de afeitar
esas cosas que uno recuerda comprar
recién cuando está en la caja.
Cada vez que me cobra
me dice el precio
y algunas frases velozmente aprendidas
más yo la escucho hablarme en chino
contándome historias finitas
blancas
y delicadas
como sus manos.
Al lado de ella
nos veo a todos
como orangutanes
rascándonos las axilas
comprando yerba
para pintar de verde
el espejo
con la lengua
haciendo fila
para ver su pureza
más de cerca
y salir llevando en cada vuelto su sonrisa